A mediados de marzo

Foto de Snowscat

Cuando los sueños son apenas sueños solo te puedes imaginar cosas extraordinarias, como la que he vivido en esta ocasión; y para poder contar esta historia tengo que establecer el contexto… Cuando era muy pequeño mi padre falleció y mi madre perdió a mi pequeño hermano que llevaba en su vientre, por lo que en ese momento hubieron dos pérdidas en nuestra familia. Con el paso de los años crecí y me casé, ahora tengo un pequeño bebé de meses de edad con el cual sueño casi a diario, en ocasiones es pequeño, en otras ya es un joven, tal como en esta historia…


Mi esposa estaba trabajando en el censo de población que se realiza cada 10 años en mi país, así que tenía que ir casa por casa preguntando sobre diversos datos de los habitantes, por otra parte, yo tenía un empleo en la secretaría de arte y difusión de un municipio que tiene como característica principal las ruinas arqueológicas prehispánicas, habíamos logrado darle vida a un antiguo templo tratando de restaurarlo y usarlo como un teatro cine, en ocasiones me gusta presumir de mis logros y de este proyecto estaba demasiado orgulloso de lo que habíamos conseguido.


Este día íbamos a estrenar las salas de cine, así que la presión era muy alta, pero estaba muy emocionado, y por alguna extraña razón mi esposa aquel día estaba un poco malhumorada, ella se iba antes que yo para hacer que le rindiera el día, y por lo regular a mi hijo le gustaba acompañarla. Cuando llegué al trabajo me acordé que iba a estar en el mismo municipio, así que sin pensarlo le llamé para pasar por mi pequeño, de esta forma,  podría hacer que ella estuviera más tranquila y que él pudiera ir a ver la película. Quedamos de vernos en una plaza comercial ambulante de la zona y me llevé a mi hijo, fuimos al templo y lo acompañé a su asiento, él estaba muy emocionado de ver esa gran pantalla que era la más grande del país, como tal yo no podía estar con él mientras se reprodujera la película, tenía que encargarme de todo lo demás, pero fue justo al final de la película cuando todo comenzó…


Me dirigía a la sala de cine por el pasillo de salida de emergencia, cuando de repente vi a un pequeño joven de aproximadamente unos 9 años, tenía prácticamente la misma edad de mi hijo, estaba cargando a un bebé muy pequeño, no creo que tuviese más de 3 meses de nacido, me acerqué a ellos para ver si se habían perdido, pero conforme avanzaba empecé a reconocer a esas personas, mi corazón empezó a latir cada vez más rápido, sentía un nudo en la garganta que me dejaba sin aliento, recuerdo haber sentido como las lágrimas querían salir de mis ojos cuando por fin los alcancé. No lo podía creer… Aquel joven era mi hermano y ese pequeño bebé que llevaba en sus brazos era mi padre, no sé cómo me di cuenta, pero lo sabía, claro era consciente de que ellos ya habían muerto, pero en ese momento lo primero que se me vino a la mente no fue cuestionar su existencia, solo pregunté si estaban bien, mi hermano con voz muy tenue me contestó que todo estaba bien, que solo querían verme antes de que se acabara la película.


Tomé a mi pequeño padre entre mis brazos y abracé a mi hermanito, aquí es donde digo mi frase de “deja volar tu imaginación e imagina todo lo que se te ocurra” claro, les di no sé cuántos besos, no podía soltarlos, no quería soltarlos, me dio tanto gusto verlos que no se me ocurre ninguna forma para explicar semejante sensación.


Ahora que lo pienso, creo que ellos eran conscientes de la reacción que iba a tener y por eso decidieron salir de la función, ya que con lo emotivo del momento, hubiera eclipsado cualquier final feliz de la película. El tiempo pasó demasiado rápido y la película ya estaba por terminar, así que por la radio dije que había encontrado a unos niños que debían ser llevados con sus padres, que se encargaran del resto.


Fuimos a donde estaba mi hijo sentado, las luces ya estaban prendidas, y mi sorpresa fue ver que aquellos dos chiquillos de antes se saludaron con mi pequeño como si fueran grandes amigos, parecía que llevaban una vida de conocerse… Fue muy extraño, pero yo estaba feliz de estar con los tres; recuerdo haberle dicho a mi hijo: "no preguntes cómo, no preguntes nada,solo sé que él es tu abuelito", (refiriéndome al bebé) mientras él lo tomó entre sus brazos y le dio un beso. Espero con todas mis fuerzas jamás olvidar esa escena tan hermosa y dolorosa, porque fue en ese mismo instante cuando caí en la cuenta de que todo aquello era un sueño, lo cual es otra sensación que no tengo idea cómo explicar, sentir tanta alegría y tristeza a la vez, saber que en unos segundos iba a despertar y no los volvería a ver, mirar la carita de mi padre y la de mi hermano verme como si supieran que esto ya iba a terminar.


Cuando tienes el tiempo contado tratas de hacer lo más posible, y esta no fue la excepción, mi hermano me dijo con una voz un poco nerviosa: "queremos ver a mi madre", así que, sin dudarlo un segundo tomé a mi padre, y corrimos hacia la puerta, todo se comenzaba a tornar oscuro y borroso, abrí de un jalón la puerta para entrar al departamento de mi madre… Ella era una muchacha de unos 20 años de edad, la casa tenía un estilo muy retro, tocadiscos sonando con alguna extraña canción, una mesita de centro con un cenicero lleno de colillas de cigarros a medio terminar, el lugar me desagradaba un poco, he de confesar, no tanto por lo que había, sino que me molestaba el humo del cigarro, ya que mi padre, mi hermano y mi hijo eran pequeños, y no quería que eso les hiciera daño… Lo último que recuerdo antes de despertar, es la mirada que puso mi madre cuando nos vio entrar. No repetiré la frase…


Comentarios